Vengo rendido a tus pies y humillado de todo corazón.
Porque
reconozco que soy pecador y te necesito con urgencia en el camino de mi vida.
Tú
dices en tu palabra que el que a mí viene no le echo fuera.
Gracias
OH Dios, por tu grande misericordia al recibirme no importando mi condición.
Dice la Biblia: que todo aquel que invoca el nombre del Señor será salvo.
Dice la Biblia: que todo aquel que invoca el nombre del Señor será salvo.
En
estos momentos invoco tu glorioso y poderoso nombre y reconociendo que he
fallado que he pecado, te recibo como el único y exclusivo salvador de mi alma.
Tu
palabra dice: Que si confesares con tu boca, que Jesús es el Señor y creyeras
en tu corazón que Dios levanto de los muertos, serás salvo.
Porque
con el corazón se cree para justicia, pero con la boca, se confiesa para
salvación.
Confieso
y creo con todo mi corazón, que Jesucristo es el hijo de Dios.
También
creó y confieso que el derramo su preciosa sangre para limpiar mis pecados,
para lavar mi alma y darme entrada a la vida eterna.
Te necesito Jesús entra en mi corazón.
Te necesito Jesús entra en mi corazón.
Lléname
de tu maravillosa presencia y del poder de tu Santo Espíritu.
Te
confieso como mi Señor y te recibo con todo mi corazón por fe en Cristo.
Creo
que soy salvo y te ruego que preserves mi alma hasta el momento glorioso en que
suene la trompeta, y sea mi cuerpo trasformado en un cuerpo glorificado, y me
raptes junto con mi Iglesia que se va...
Mi vida
desde hoy en adelante te pertenece y guíame, protégeme y satúrame de tu poder.
También
te encargo a todos mis seres amados, para que los salves.
Pues tu
palabra dice: Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tú y tu casa.
Amén.
Leído 4
días antes de la muerte de mi Padre.
14 de
febrero del 2002.
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