No
digas nuestro, si vives aislado de tu egoísmo.
No
digas que estas en los cielos, si solo piensas en las cosas terrenales.
No
digas santificado sea tu nombre, si no lo honras.
No
digas venga a nosotros tu reino, si lo confundes con el éxito material.
No
digas hágase tu voluntad, si no te aceptas como eres con alegrías y dolores.
No
digas el pan nuestro de cada día, si no te preocupas de la gente que tiene
hambre.
No
digas perdona nuestras ofensas, si guardas rencor a tus hermanos.
No
digas líbranos del mal, si no tomas partido contra la maldad.
No
digas amen, si no has entendido o no has tomado en serio.
El
Padre Nuestro.
15 de febrero del 2002.
15 de febrero del 2002.
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