14 de noviembre de 2011

PERSONAS OPTIMISTAS.

En principio podríamos decir que el optimismo es un mecanismo de defensa relevante al servicio de nuestra especie.
Constituye sin lugar a dudas una actitud mental unida a la especie humana, la humana es bastante sensible a todas aquellas acciones que están relacionadas con la recompensa y con la frustración. Somos optimistas por naturaleza y son los acontecimientos y nuestros pensamientos posteriores los que nos pueden hacer tener una concepción pesimista de la vida y el mundo en general. 
Favorece nuestro estado de salud, refuerza el sistema inmunitario, estimula la reproducción y como consecuencia de todo lo anterior consigue alargar nuestra esperanza de vida. 
Eso a nivel físico, pero a nivel psicológico el ser optimistas tiene muchos beneficios: consigue que las relaciones sociales sean más sencillas y fluidas, aumenta nuestra creatividad y capacidad.
Sin lugar a dudas nos concede un mayor bienestar en todos los aspectos. 
A esto se le añaden las experiencias personales que vivimos a lo largo de la infancia y adolescencia que podemos digerir y asimilar de una forma u otra, hacia el optimismo o hacia el pesimismo.
Por qué unos niños tienen tendencia al optimismo y otros al pesimismo lo primero que nos viene a la cabeza es el entorno en el que ese niño ha crecido y se ha desarrollado.
La mayoría de las veces la atribución que hacen los padres a las cosas o sucesos las suelen hacer también los hijos, no como consecuencia de algo genético sino aprendido. 
Las constantes referencia por parte de los padres y el entorno a la incapacidad, el fracaso, la incompetencia, la mala suerte, el culpabilizar a los otros, etc. nos dará muy probablemente como resultado un niño y futuro adulto pesimista, actitudes de seguridad, capacidad, impulso, poder personal,  nos dará como resultado un niño y futuro adulto con mayor tendencia al optimismo. 
En general un niño que tenga un entorno vital sereno, sin grandes conflictos, ni situaciones traumáticas graves será un niño optimista.
Si por el contrario desde muy pequeño es testigo de conflictos, ambiente tenso y frío desarrollará conductas con mayor tendencia a la incapacidad, depresión o pesimismo. 
Son las conductas aprendidas las que podemos modificar para tener una vida mejor, una vida más optimista. 
Pudiendo elegir, ¿qué escoge para sus hijos? ¿Y para usted mismo? 


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