Abundan las personas negativas,
manipuladoras, vengativas, celosas o prepotentes.
Lo habitual es reaccionar
emocionalmente contra ellas.
Seguramente has vivido esta
experiencia.
Cualquiera sea tu reacción, tu
contrincante mantiene su idea y volverá con la agresión a la primera
oportunidad.
Esto quiere decir que en la
mayoría de los casos tú oponente no cambia de opinión aunque tú te irrites,
llores o grites.
Por otra parte, ya sabes que
las emociones que te provocan estas situaciones son especialmente dañinas para
ti mismo.
Es decir, además de que el otro
te agrede, por añadidura tú te enfermas.
Más aún si tus emociones se van
transformando en sentimientos de rencor, odio o desagrado.
Día a día van debilitando tu
salud.
Tus mecanismos de defensa
fallan y te encuentras más propenso a las enfermedades.
¡No permitas esta situación si
realmente te amas! En el futuro,
¡no reacciones!
No hagas caso, no digas nada,
retírate.
Si quieres dar tu opinión,
hazlo cuando estés con serenidad y tranquilidad.
Simplemente entrega tu punto de
vista y punto.
No reacciones ante las
agresiones.
Esto provoca un efecto mucho
mayor en la otra persona y además, evitas dañar tu salud.
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