Si no
tienes un lecho, no pongas clavos en el colchón de otros.
Si no
tienes ganas de sonreír, no hagas llorar a tu semejante.
Si
perdiste fuerza para subir, encuentra fuerza para no descender.
Si no
tienes voz para cantar, deja tus alaridos de lado.
Si no
tienes bondad, intenta por lo menos tener la compostura de un hombre.
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