15 de noviembre de 2011

GEORGE SAND A PAGELLO. AURORA DUPIN.

¿Serás tú para mí un apoyo o un amo? ¿Me consolaras de los males que he sufrido antes de encontrarte? ¿Sabrás porque estoy triste? ¿Conoces la compasión, la paciencia, la amistad?
Acaso te hayan educado en la convicción de que las mujeres no tienen alma.
¿Sabes que la tienen?
¿Seré tu compañera o tu esclava?
¿Me deseas o me amas?
¿Sabrás darme las gracias, cuándo se haya satisfecho tu pasión?
¿Cuándo te haya hecho feliz?
¿Sabrás decírmelo?
¿Sabes lo que es el deseo del alma, que ninguna caricia humana adormece mi fatiga?
Cuando tu amante se duerme en tus brazos.
¿Permaneces despierto mirándola?
Orando a Dios y llorando...
¿Los placeres del amor te dejan jadeante y embrutecido o te alzan en un éxtasis divino?
¿Sobrevive tu alma a tu cuerpo, cuando dejas el seno de tu amada?
Yo podría interpretar tus ensueños y hacer hablar elocuentemente a tu silencio.
Atribuiría a tus acciones la intención que yo quisiera.
Cuando me mires tiernamente.
Creería que tu alma se dirigiría a la mía.
¡Quedemos ¡ Pues así, no aprendas mi lenguaje.
No quiero buscar el tuyo.
Las palabras que te dirían mis dudas y mis temores.
Quiero ignorar que haces con tu vida y el papel que desempeñas entre los hombres.
Quisiera no saber tu nombre.
Ocúltame tu alma.
Para que siempre pueda creerla bella.


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