Como la turbación de nuestro primer encuentro.
¿Te acuerdas?
El nerviosismo de aproximarnos y acariciarnos protegiendo siempre la sensibilidad de mis hijos.
La preocupación de nuestras discrepancias y la ternura de esconderme en tus brazos cuando venías a casa.
Hacer también las paces, no obstante hemos pasado muchas veces por lo mismo, las vibraciones son semejantes.
Sin embargo ahora en este lapso de existencia todo lo siento más hondo, más profundo porque estamos custodiados por el amor y la seguridad lograda por el tiempo que estamos coexistiendo juntos.
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