Muere
lentamente el que se convierte en esclavo del hábito, repitiendo todos los días
los mismos trayecto, quien evita una pasión, quien prefiere el negro sobre el
blanco, quien no voltea la mesa cuándo esta infeliz en el trabajo, quién no
arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no viaja,
no lee, no oye música, no encuentra gracia en sí mismo, quién destruye su amor
propio, quién no se deja ayudar, quién pasa los días quejándose de su mala
suerte que el mismo busco. Quién abandona un proyecto antes de iniciarlo, no
preguntando de un asunto que desconoce o no respondiendo cuándo le indagan
sobre algo que sabe.
Evitemos la muerte en suaves cuotas, recordando siempre
que estar vivo exige esfuerzos mucho mayores.
Que el simple hecho de
respirar... Solamente la ardiente paciencia, hará que conquistemos una
espléndida felicidad.
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