Temía lo que la gente opinara de mí, hasta que me di cuenta de que de todos modos opinarían de mí, dudaba que me rechazaran, hasta que entendí que debía tener fe en mi misma. Me asustaba del dolor, hasta que aprendí que éste es necesario para crecer, desconfiaba de la verdad, hasta que descubrí la fealdad de las mentiras.
Pensaba en la muerte, hasta que aprendí que no es el final sino más bien el comienzo, temía al odio hasta que me di cuenta que no es otra cosa más que ignorancia.
Me asustaba el ridículo, hasta que aprendí a reírme de mi misma, imaginaba hacerme vieja, hasta que comprendí que ganaba sabiduría día a día, temía al pasado, hasta que comprendí que no podía herirme más, me asustaba la oscuridad, hasta que vi la belleza de la luz de una estrella.
Desconfiaba del cambio, hasta que vi que aún la mariposa más hermosa,
necesitaba pasar por una metamorfosis antes de volar.
Hagamos que nuestras vidas cada día tengan más vida y si nos sentimos desfallecer, no olvidemos que al final siempre hay una luz.
Hagamos que nuestras vidas cada día tengan más vida y si nos sentimos desfallecer, no olvidemos que al final siempre hay una luz.
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