16 de noviembre de 2011

MADRE.

La madre... frase eterna y  nombre que encierra lo noble, puro, ejemplar y eterno, ni los sacrificios ni los sufrimientos logran vencer  ese gran y verdadero amor a los hijos. 
Siempre se entrega con cariño desprendido y ayuda al prójimo con una sola finalidad, el afecto, el cariño, la ternura, solo por ellos, su amor es puro, nunca reclama nada, por lo general su trabajo nunca concluye, es un respeto gratuito, es un tesoro que muchas veces valoramos, solo cuando lo perdemos pero yo los llevo siempre muy dentro de mi corazón. 
A la madre hay que recordarla siempre como lo más venerable que tenemos o tuvimos. 
Solo en sus ojos podemos  ver sus razones y desapegos. 
Todo hijo debe de querer a su madre, respetarla, amarla y servirla por siempre mientras tenga vida. 
Su estoicismo es infinito, su grandioso corazón emana su alegre y cordial sonrisa, la devoción de sus manos, su bondad y generosidad, su perdón y su comprensión. 
El que la sabe querer y respetarla...  será realmente un hijo extraordinario, solo una madre excelente, sabe demostrar esto. Ámenla y respétenla y nunca la olviden, llévenla en su corazón por siempre.
Los amo y amare por toda mi vida. Son lo más grande que Dios me ha dado. 
Mis hijos.


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