Se deja morir de hambre a millones de hombres a quienes un puñado de arroz los salvaría del hambre.
Desde que el hombre convierte su bienestar en su fin, declina y muere.
Hay que volver a dar al hombre de occidente, esclavo de necesidades tiránicas, una razón válida de vida.
O desaparecerán... Esa es la lucha contra el espantoso subdesarrollo.
De pueblos enteros que necesitan un gran mejoramiento humano.
Al ser que tiene hambre, dale de comer, el que tiene sed, dale de beber, el que no tiene cobijo, acógelo, ayúdalo, comparte.
El que anda desnudo por las calles, vístelo.
El que está enfermo, visítalo, acompáñalo.
Hay hombres y niños que mueren de hambre que viven en chozas, sin luz, ni agua, sin trabajo para salir adelante, que son analfabetos, abatidos por él frió, por las enfermedades, viejos abandonados.
Sabemos y vemos todo esto y no hacemos nada.
Trata de aliviar de un modo concreto los sufrimientos de tus hermanos peruanos.
Acá en la tierra garantizaras de alguna manera, la autenticidad de amar a los que menos tienen.
Cuándo salgas al interior de tu país, llévales una alegría, comparte con ellos, dales la mano, diles que ellos también son importantes, préstales tu atención.
Los harás sentir humanos, no los menosprecies, ellos también tienen derecho a la vida.
Si quieres y tienes un poco de deseo de perfeccionar tu vida.
No te contentes con la miopía del hombre.
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