Y
emprendes a aceptar tus términos con la mente en alto, con los ojos bien
francos, con la compostura de un maduro y no con el semblante cabizbajo de un
niño y aprendes a edificar todos tus caminos en el hoy porque el terreno del
mañana es demasiado inseguro para hacer intentos. Con el tiempo... Aprendes que
inclusive los atractivos rayos de sol achicharran si te expones a ellos
demasiado.
Por lo
tanto siembra tu propio jardín y engalana tu propia alma, en vez de esperar que
alguien te lleve flores y así asimilarás que en realidad.
Adquieres
sobrellevarlo todo, que en verdad eres fuerte y que en realidad vales mucho.
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