17 de noviembre de 2011

MADRE.

Siempre dispuesta a todo, nunca fatigada ni cansada, tierna, dulce y fuerte.
 Así es ella.
Antes que nada; amiga verdadera, noble, sabia, inteligente, paciente y comprensiva.
Siempre forjó mi corazón para vivir con ilusión.
Siempre alimentándome la fe, porque cree en el mañana.
Jamás dejó de apoyarme, tanto en las buenas como en las malas.
Sus manos son de oro.
Desde hacer un sutil bordado, hasta confeccionar el más bello traje de ilusiones para su única nieta.
Sus oficios y trabajos, jamás tuvieron límite alguno.
Siempre está dispuesta para con los demás.
Todo lo cumple con entusiasmo y sin queja.
Siempre se posterga a ella misma, pero de igual modo se da tiempo para todo.
Siempre ha estado al lado de toda su familia para escucharlos con atención, para atenderlos con su especial paciencia  y muchas veces sin decir una sola palabra, he sentido que nos ha comprendido y apoyado.
Qué importante es en ella, el saber escuchar, entregarnos siempre su tiempo sin replicas, sin criticas, callar y trasmitir con sus bellos y  pasivos ojos y sus nobles gestos, el más cálido amor y entendimiento.
Eres el testimonio de toda una vida, tratando de mantener a tu familia unida.
Esa fue  siempre tu tarea de  mantener la unión. 
Lo conseguiste.


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