Solo es necesario elevar el tono de nuestra voz, cuándo tenemos que corregirlos.
Hay que aprender a modular la voz, no se trata de amedrentar a los hijos.
Hay que enseñarles reglas básicas y que no sobrepasen los límites.
Nunca los culpen, ni los humillen, menos burlarse de ellos.
Se toman muy a pecho los mensajes negativos, los niños solo necesitan advertencias, para que así estén a salvo del peligro.
La solución más rápida, no es siempre la mejor.
Un grito puede ser efectivo a corto plazo, pero a la larga termina siendo contraproducente.
La efectividad de la advertencia, es cuando se sube el tono de voz, de una manera apropiada y moderada.
De esta manera, los hijos asimilaran el llamado de atención.
Nuestros hijos son tan inteligentes, que identifican el tono de voz.
Eso les dice lo que deben y lo que no deben hacer, mientras menos palabras uses para llamarles la atención.
Mejor captaran el mensaje.
La madre no debe de ser impositiva y autoritaria, los hijos se atemorizan.
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