Que van desde la información del material genético, hasta el lugar en donde viven y las personas con las que interactúan a diario.
Nuestros hijos llegan a este mundo dotados de una serie de rasgos temperamentales que hemos heredado de nuestros padres y abuelos.
Lo más importante es aceptar y respetar la personalidad de nuestros hijos, para después dirigirla y pueda desarrollar un mejor potencial.
Al mostrar el temperamento ante las personas que nos rodean, van formando lo que llamamos carácter.
El Carácter es la forma en la que demostramos el temperamento.
La suma del temperamento y el carácter da como resultado lo que llamamos personalidad.
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