14 de noviembre de 2011

GEORGE SAND A MICHEL DE BOURGES.

Cuando el destino nos echa en brazos el uno del otro.
No buscábamos el amor, la pasión nos invadió.
No hubo combate ni reflexión, tu deseo se me adelanto y me guió.
Soporte tu amor sin comprender todavía.
La fuerza del mío.
Pero lo recibí con embriaguez, presintiendo sin embargo.
Que sería el primero en morir.
Pues yo sabía cuan profundos, concentrados, tranquilos y tenaces son mis afectos.
Recibí con lágrimas tus primeras caricias, durante algunos días me amaste bastante, para soñar con la asociación material y absoluta de nuestros destinos.
Te comprometiste incluso por una época, cuyo término se aproxima.
Tranquilízate, esa promesa fue escrita en mi corazón y mi corazón te pertenece.
Es una hoja del libro de la vida, que puedes romper.
Cuando pieza a pieza me fue quitada la armadura y rota toda mi fuerza.
Cuando todas las cuerdas de mi ser, desnudas vibraron bajo tu mano.
Mi afecto se hizo tan fuerte y tan profundo, que no puedo imaginar otra meta en la vida que el vivir contigo.

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