Siempre que puedas, colma la vida de tus hijos de experiencias
positivas, de sonrisas, de excursiones, de campamentos, de sucesos
satisfactorios.
Para que así se preparen a la vida.
Esos viajes positivos, reducen los hechos negativos.
El soporte familiar, el recibir un estimulo, atender una charla
con los abuelos, fortifican el autoestima de los hijos.
Eso les hace formar una barrera de defensa en sus vidas.
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