En primer lugar mis padres.
Ellos me dieron la vida. Papá y Mama ya no están.
Fueron y serán siempre lo más importante en mi vida.
Mis hijos dos preseas de
oro guardadas en mi pecho.
Que se acompañen y respeten para toda la vida.
Estén siempre
juntos y fusionados, sé que así será.
Manuel, tú sabes cuánto te amo.
Espero poder llegar a la ancianidad contigo.
Preciso tu apoyo, tu alegría, tu espontaneidad y tu verdadero
amor...
Josip, mi único hermano
modelo de intelectualidad, hemos aprendido tanto de ti, pero no llegaremos nunca
a alcanzarte y a entenderte:
Ahora les hablaré algo de
mí, de lo que durante mi vida ha ido colmando mi jornada diaria, mi quehacer en
casa, mis proyectos en la decoración de la misma, mi trato y mi dedicación al
prójimo y a mis amigos más humildes e importantes.
También he tenido impaciencias, pesadumbres, penalidades, pero
equivalentemente muchas, muchas satisfacciones y complacencias.
Siempre buenas noticias con relación a la superación de mis
hijos; proyectos que han cumplido siempre con convicción.
A veces he perdido la fe;
ese es uno de mis mayores defectos. Sólo pido que consiga tener más
fervor, el propósito de enmienda vivo.
Doy gracias a la vida, porque tengo brazos sanos para trabajar,
ojos para leer y llenar los momentos de aislamiento y perfeccionar mi
inteligencia, voz para entonar y enseñar a los nietos, oídos para escuchar mis
melodías y también escuchar buenos consejos, de las personas que me quieren
bien.
Seguir conservando este hogar,
no demando más, cuando veo que hay gente que no tiene un techo.
Deseo seguir amando, sonriendo.
Cuando veo alrededor de mí, cuanta gente existe y llora en la indigencia, tengo muy
poco que pedir.
Sólo quiero responder a lo mucho que me ha proporcionado la
vida.
Gracias por eso.
Gracias por eso.
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