Unirse al otro en lo físico, en lo sensible y en lo espiritual.
No se puede jugar a ser ángel o bestia.
Hay que ser hombre digno para ser útil.
Hay que saber respetar en nosotros la jerarquía de nuestro ser.
Sí nuestro hogar no está sólidamente
establecido, ni rectamente equilibrado, no funcionará.
Unir nuestras almas, es
comunicarnos confidencialmente con nuestras ideas, reacciones, impresiones,
dudas, arrepentimientos, proyectos,
sueños, alegrías, desánimos.
Todo nuestro mundo interior evolucionará.
No trampees con el otro ni contigo misma.
Si permaneces cerrado en ti mismo, no podrás amar.
Si quieres amar, tienes que aceptar tu transformación.
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