Son de todos los países y de todas las épocas, se han
distinguido a la vez en el campo de batalla y en el silencio del gabinete.
Han obtenido grandes distinciones por su conocimiento, es fácil
llegar a ellos, porque eternamente están a mi servicio.
Y los acepto a mi lado o los desahucio cuando me place.
Jamás son desacertados y responden a todas las preguntas.
Algunos me relatan los hechos de otros tiempos, otros descubren
los secretos de la naturaleza.
Unos me instruyen a vivir, otros a reflexionar.
Otros son mi animación, destierran mis atenciones,
Entusiasman mi espíritu, unos me dan la fuerza del alma y me
educan en la importante lección, de contar conmigo misma.
Velozmente me abren el múltiple sendero de todas las artes y de
todas las ciencias y puedo confiarme de sus informes, en todos los
acontecimientos.
A cambio de ello, solo me piden que les facilite una habitación
favorable, en un rincón de mi casa en donde puedan reposar en paz, porque a
estos amigos cautiva más la paz de un tranquilo recogimiento, que los sonidos
del mundo.
Esos amigos son mis libros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario