Crecemos juntas, pero al fin y al cabo el tiempo nos lleva por
otros senderos y la distancia nos separo físicamente.
Ellos
son nada más que un camino en la larga historia de nuestras vidas.
Tu mi singular amiga, eres esa persona que nos conocimos hace
mucho tiempo y nos dimos todo lo que los verdaderos amigos pueden darse la una
a la otra.
Cuando la felicidad llenaba nuestras almas, la compartimos con
gusto rodeadas de nuestros pequeños hijos.
Cuando el dolor nos agotaba y pensábamos no poder seguir viviendo, nuestras vidas
unidas nos fortalecían.
Cuando un abrazo podía darnos animo, la otra estaba allí con los
brazos tendidos.
Muchas veces fuimos
inseparables, siempre juntas.
Ahora por circunstancias del destino alejadas, pero siempre de
algún modo, unidas en el alma y en el corazón.
Serás siempre mi preciada amiga.
Eres una influencia profunda en mi vida y sobre todo por ser mí
mejor amiga.
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